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El primer ministro chino, Li Keqiang, presenta su discurso en la inauguración de la sesión legislativa de la Asamblea Nacional Popular en el Gran Palacio del Pueblo este sábado
El primer ministro chino, Li Keqiang, presenta su discurso en la inauguración de la sesión legislativa de la Asamblea Nacional Popular en el Gran Palacio del Pueblo este sábadoLEO RAMIREZ (AFP)

China se ha fijado un objetivo de crecimiento económico “en torno al 5,5%”, para este año, en el que las perspectivas se ven ensombrecidas por la incertidumbre en torno a la guerra en Ucrania, la pandemia de coronavirus y, en el terreno interno, problemas en el sector inmobiliario. El objetivo que ha anunciado el primer ministro Li Keqiang en su discurso de inauguración de la sesión legislativa anual es el más bajo en más de tres décadas, con la excepción de 2020, cuando el estallido de la pandemia dejó el crecimiento del PIB en un 2,2%.

La segunda economía del mundo se había fijado el año pasado un crecimiento “por encima del 6%”, que superó con creces arrastrado por la recuperación tras el primer año de pandemia y la fortaleza de sus exportaciones. En 2021, el aumento del PIB fue del 8,1%, aunque en el último trimestre se redujo al 4% ante problemas en el suministro de energía, brotes de covid y la crisis en el sector inmobiliario.

“La pandemia del covid-19 sigue su curso, la recuperación mundial carece de dinamismo y el precio de las materias primas continúa alto… lo que hace que la coyuntura sea volátil, difícil e incierta”, declaró Li ante la mirada de los diputados, entre ellos el presidente chino, Xi Jinping.

En diciembre, una importante reunión económica estatal advirtió de una “triple presión” sobre la economía, en forma de una caída de la demanda, problemas en el lado de la oferta y expectativas más débiles. La prioridad debía ser estabilizar la economía, un llamamiento que repitió el politburó, el órgano de dirección del Partido Comunista, en su reunión más reciente, donde exhortó a prevenir los riesgos financieros.

El discurso de Li ante cerca de 2.800 delegados de la Asamblea Nacional Popular (ANP) reunidos en el Gran Palacio del Pueblo en Pekín es el equivalente chino al Estado de la Nación. En él, el primer ministro también ha anunciado el objetivo de crear más de once millones de nuevos puestos de trabajo urbanos, que dejaría el índice de desempleo en las ciudades en un 5,5%, una meta similar a la de 2021. La inflación quedará en un 3%, también como el año pasado. La proporción de déficit con respecto al PIB se prevé del 2,8%, ligeramente por debajo del ejercicio anterior.

El de hoy es el último discurso de Li ante los delegados de la ANP. El primer ministro debe dejar su cargo después de diez años en el puesto el próximo otoño, cuando se celebre el 20 Congreso del Partido Comunista de China, en el que se aprobará una renovación del liderazgo del país. Salvo sorpresa mayúscula, sí se espera que Xi, el mandatario con más poder en el país desde los tiempos de Mao Zedong, quede confirmado para un tercer mandato de cinco años, rompiendo con la tradición reciente que dictaba que el máximo líder abandonara el poder tras una década al frente.

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